Reseña 'Hasta que el amor nos separe' - Silvia García Ruiz

Título: Hasta que el amor nos separe

Autora: Silvia García Ruiz

Editorial: Esencia

Páginas: 379

Fecha de publicación: 19 de mayo de 2015

Anna Lacemon es una mujer inteligente, ingeniosa y cabezota que odia profundamente el día de San Valentín. Empujada por dicho sentimiento, decide crear Love Dead, un peculiar negocio dedicado a aquellos que deseen molestar a alguien con un regalo impertinente. 

Jack Brisbane, un rico y famoso empresario que adora San Valentín, es propietario de la conocida cadena de tiendas Eros, destinadas a proporcionar románticos momentos a los enamorados. Cuando el poderoso magnate Donald Brisbane le pide ayuda a su hijo para deshacerse de la fastidiosa Anna Lacemon, Jack accede a enfrentarse a ella abriendo una de sus tiendas delante de la de su rival. 

Tras conocerse, Anna y Jack llegan a la conclusión de que solo uno de ellos puede tener cabida en la zona comercial, así que hacen una apuesta, cada uno usando sus armas: mientras que él tiene que conseguir que Anna se enamore de él, ella únicamente tiene que lograr que Jack acabe odiándola. 

¿Quién de los dos ganará este alocado reto?

AVISO: SPOILERS

Este fue el último libro que leí en diciembre de 2018 y fue una auténtica decepción. Es verdad que empezó muy bien -la historia me había enganchado y los protagonistas me hacían reír- pero, a medida que iba avanzando con la lectura, me fue gustando cada vez menos, hasta llegar a tal punto de convertirse en una de mis peores lecturas del año.

Anna Lacemon es una mujer que odia el día de San Valentín porque, al ser su cumpleaños, nadie se acuerda de felicitarla. Por ello, cansada de que nadie le haga caso, decide montar su propio negocio dedicado a las personas que, como ella, no creen en esta gran invención de los centros comerciales. No obstante, no tiene el capital necesario para llevar a cabo su idea de negocio, por lo que se recorre todos los bancos que encuentra en busca de financiación, hasta que encuentra a Donald Brisbane: el jefe de unos de los bancos con los intereses más altos que hay. Tiempo después, viendo que Donald no puede deshacerse de esa dichosa mujer, le pide ayuda a su hijo Jack para que le ayude a librarse de ella y de los regalos infernales que le hace cada año. Jack Brisbane es el dueño de Eros y está firmemente convencido de que el amor existe, por lo que acepta pensando que Anna no le supondrá problema alguno. Ambos harán una apuesta y pondrán todas las armas en el asador para salir victoriosos, pero lo que no saben es que el destino ya está escrito.

La historia parte de una premisa bastante interesante, y por ello mismo engancha desde el principio. Con un par de páginas leídas pensaba que el libro iba a acabar por encantarme porque me estaba resultando de lo más interesante y me reía en muchas ocasiones por las ocurrencias de Anna, la protagonista. Sin embargo, a medida que iba avanzando, me di cuenta de que no iba a suceder lo que en un principio había pensado. El libro fue decayendo más y más hasta que llegó un punto en el tardé una semana para leer los dos últimos capítulos, y no porque la historia decayese, sino por la actitud de los protagonistas. Si fuese problema de la trama sería algo totalmente diferente porque los personajes pueden llegar a salvar una historia, pero no hay nada peor que los personajes te fastidien un libro que te ha estado gustando.

Por una parte, Anna es una mujer con muchísimo carácter -cosa que al principio me gustó- pero no sabe controlarse y tiene muy poca fuerza de voluntad, pues lo que tiene que hacer es resistirse y no lo hace, además de que una y otra vez dice que quiere que la deje en paz pero a la mínima cae rendida. A esto también hay que sumarle que es una de las protagonistas más cabezotas que he visto, por lo que, aunque sepa que otra persona tiene toda la razón, le cuesta un montón aceptarlo. Otra actitud que también me ha molestado bastante es que nunca se niega, siempre cede, por lo que queda más que claro que no es tan fuerte como dice que es. Y lo peor es que, cuando cede, después se cabrea y le echa la culpa a Jack, cuando pudo haberse negado perfectamente. Además, casi al final del libro se comporta como una auténtica niña pequeña que no es capaz de afrontar lo que le está pasando. Muy de cobarde. Pero cuidado, porque Jack tampoco es ningún santo. Si Anna me molestó, Jack lo hizo muchísimo más. Es uno de los protagonistas más posesivos con los que me he encontrado, porque no solo dice que Anna es suya, sino que además le exige a ella que lo diga. Es demasiado protector y la trama como si fuera de su propiedad. ¿Ejemplo de ello? Página 253: 

"-¡Quiero ese cuadro y lo quiero ya! -dije, molesto porque otra persona que no fuera yo disfrutara con la hermosa sonrisa de mi amada Anna. (...) -¡Los quiero todos y quiero llevármelos ahora! -ordené, deseando evitar que todos los hombres que había allí contemplaran a mi bella Anna."

¿Os parece una actitud adecuada? Porque a mi, desde luego, no. También se puede encontrar otra parte en la que Jack supuestamente ayuda desinteresadamente a Anna con un problema pero, luego, se queja de que estuvo horas haciéndolo y no obtuvo "recompensa" por ello. Y yo me pregunto, si tanto la quieres que estás dispuesto a ayudarla en todo, ¿por qué te quejas de que no te recompensa por ello? O sea, si la autora pretendía demostrar al lector que es un buen hombre, a mi lo único que me demostró es que la ayuda por el sexo. Y aquí es donde entra otra cosa que me molestó: el sexo. No aparecen escenas explícitas, pero sí muchas en las que Jack se queja de que lleva semanas sin sexo y que necesita una ducha fría. Lo de las duchas era una auténtica pesadez, y me daban ganas de cerrar el libro cada vez que leía que se acostaban porque luego venían las lamentaciones por parte de Anna y las duchas frías por parte de Jack. Aunque esté enamorado, esa no es una actitud aceptable, y que ella se la permita es aún peor. Ambos son muy inmaduros.

Y para terminar con mi interminable queja, en el libro Jack utiliza el apellido de su madre para que Anna no lo reconozca. Hasta ahí todo bien. El problema viene cuando él le echa la culpa a su hermano Dylan por haber hecho que Anna descubriera la verdad, cuando él no tiene la culpa de nada porque su propia desdicha se la ha creado él solo. Y aquí es donde yo me pregunto: ¿de verdad esperaba casarse con ella sin decirle realmente quién era? En fin.

En cuanto a la pluma de la autora, me ha gustado porque es ágil, por lo que el libro se lee rápidamente, pero no me convenció que casi siempre utilizara exclamaciones en los diálogos. En cuanto a la narración, se encuentra tanto la primera persona desde la perspectiva de Anna y Jack como la tercera.

  

En conclusión. Hasta que el amor nos separe ha sido una lectura que me ha decepcionado muchísimo. Al principio me gustaba la historia y el tira y afloja de los protagonistas me hacía reír, pero luego de ir avanzando, no me podría haber gustado menos la actitud de los protagonistas, los cuales han sido los responsables de cargarse esta historia que pintaba tan bien desde el principio.

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